Nuevo Plan Regulador

Los Pobres-Pobres
por Federico Sánchez


Ya está. ¡Por estos días ya se supo la verdad de la milanesa!
Se aprobó el nuevo Plan Regulador Metropolitano que, de nuevo, no tiene nada. Y, tengo que partir así, sin anestesia, porque me parece aberrante que después de todo (y ya explicaré a lo que me refiero) ¡no hayamos aprendido nada!
Pues, si hay algo de lo que no debemos estar orgullosos es del altísimo nivel de segregación social que generan nuestras ciudades latinoamericanas, entre las cuales se encuentra, por supuesto Santiago. Este efecto es, fundamentalmente, fruto de una planificación urbana "mefistofélica" en la que se beneficia en primeros términos a los "distinguidísimos" señores inmobiliarios, quienes insisten en creer (porque de pensar ni hablar) que la ciudad es un soporte adecuado para desarrollar sus negocios.
Y, entonces, para partir por el principio, declaro explícitamente mi desacuerdo con la idea de hacer "negocios" con la ciudad, porque es ésta, y antes que cualquier otra cosa, el escenario paradigmático del OCIO, entendido como una actividad y nada menos que la de "dedicarse a ser lo humano del hombre".
Los habitantes de este, nuestro "gran" Santiago han debido sufrir, gradual y progresivamente, desde hace ya 4 décadas, los embates nocivos de la metrópolis, es decir, de la expansión explosiva del área urbana, con el consecutivo aumento en los tiempos de viaje, y como tal la desaparición absoluta de las horas necesarias para el "cultivo personal". ¡La actividad cultural!
Y entonces, ¿de qué se trata? ¿el objetivo es castigar sistemáticamente a los más pobres?
Bueno, de ser así, vamos por el camino correcto.
Es más, me arriesgo a decir que, de seguir por esta vía, los "pobres-pobres" tendrán que vivir a la altura de Angostura de Paine y trabajar en Uspallata.

F.B.

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