Calor de Otoño



Y este calor enfermizo que no se aleja de la gran ciudad y no nos deja pensar, nos quita las ganas de luchar contra nuestra razón y nos deja al destino de aquella voluntad indomable,
de aquella mente infantil y rebelde que se opone a crecer y pensar con madurez.
Sí, culpo al calor de otoño por mis recientes malas decisiones, basadas en el placer, en lo físico mas no en lo racional.
Al llegar la noche, al salir la luna, llegan los remordimientos con ella, comienza a funcionar la razón, se calla esa voluntad ingenua que nada sabe, y nos damos cuenta de nuestra edad y de como a pesar del tiempo aun no podemos tomar las decisiones que al parecer resultan ser las correctas.
Ansio la llegada de las nubes y con ella la lluvia, para que nos aclare, para que nos purifique y limpie, llevándose en sus aguas todo lo que no queremos y mejor aun, todo lo que no necesitamos, hasta la llegada del próximo Otoño y su calor, su humedad y sus decisiones poco sabias.

By: Gabriel Lex

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